Chapu Nocioni, Peñarol y un inesperado pero exitoso regreso a la Liga

0
6

El 2011 para Chapu Nocioni tuvo a Mar del Plata como un destino donde festejó más de una vez. Primero lo hizo en el Preolímpico, pero después, y para sorpresa de muchos, terminó con un título del Súper 8 en… Peñarol de Mar del Plata.

El lockout de la NBA se estiró más de lo esperado y fueron varios los jugadores que decidieron seguir activos en otras ligas, pero nadie esperaba que Andrés volviera a la Liga Nacional, de la que se había ido después de aquella final ante Atenas de Córdoba con Independiente de General Pico en 1999.

En Chapu, Memorias de un Guerrero, Nocioni recordó aquel momento. “A mí lo único que me preocupaba del lockout era lo que me perdía en la parte económica, porque la verdad es que el convenio nuevo que se estaba negociando ya no iba a ser para mí, porque no pensaba quedarme en la NBA y pretendía volver a Europa. No quería resignar dinero para salirme antes del contrato”.

Después de vacaciones más largas de lo habitual, volvió a General Pico y se puso manos a la obra para terminar de recuperar su tobillo maltrecho del Preolímpico y allí aparecieron Sergio Hernández y Leo Gutiérrez. El objetivo, entrenar en Peñarol para no perder estado y ritmo hasta que terminara el lockout. “Me estaba preparando solo y me insistían con que fuera con ellos, hasta que al final viajé una semana a Mar del Plata y me puse a entrenar con ellos. A los pocos días, Sergio, Leo y Claudio (Villanueva), me empezaron a decir que por qué no jugaba el Súper 8 para Peñarol, que me iba a venir bien para estar en competencia. Claudio había hablado con Baskonia, pero yo no quería ir a Europa por un tiempito. No tenía ganas. Mar del Plata me entusiasmaba. Y llegué a un acuerdo para jugar el Súper 8”.

Pero allí no pasó solo su participación, ya que Nocioni quiso prepararse y tomar ritmo jugando en la Liga un par de partidos. Pero esos dos eran en La Banda, Santiago del Estero, y el otro en Córdoba, y todo por vía terrestre. “Me fui a Santiago del Estero feliz. Subí al colectivo y me instalé adelante con los choferes. Fuimos tomando mate todo el viaje. Yo la pasé bomba. A mí me gusta viajar y no tuve problemas” recordó.

Y esa gira fue compleja, con 9 puntos ante Olímpico y 1/7 de campo en 16 minutos. “Después de jugar contra Olímpico pensé que había cometido el peor error de mi vida. Jugué para el culo y nos comimos una paliza impresionante. Me cagaron a palos, nos reventaron. Estaban todos motivadísimos. Peñarol era como el Dream Team. En el vestuario yo estaba recaliente, pero vino Leo y me dijo que me dejara de joder, que no pasaba nada, que en el Súper 8 la iba a romper”.

Y quien lo conoció de cerca allí fue Facu Campazzo, con quien tendría una gran relación luego en Real Madrid y la Selección Argentina: “Yo lo conocí en esos días. Lo admiraba mucho y me parecía inalcanzable, pero su manera de ser y personalidad hace que entres en confianza enseguida. Le gusta hablar, te cuenta cosas muy entretenidas y parece que lo conocieras de toda la vida. Creo que disfrutó mucho el viaje a La Banda y Córdoba. En el primero perdimos por 30 y le gritaban cosas. Estaba mal, pero después la rompió toda”.

Todo cambió ante Atenas, con 6 horas de colectivo y un triunfo con 24 puntos y 16 rebotes de Chapu. Después de 14 horas de micro más, se preparó por 10 días en Mar del Plata.

Para poder participar de ese torneo, Nocioni había dado muestras una vez más de su calidad humana y su desinterés económico. Peñarol le había dejado en claro que para ellos resultaba absolutamente imposible pagar el seguro que surgía del alto contrato de Chapu en la NBA. Andrés lo resolvió rápido: “No se hagan problema, yo juego igual. Sin seguro”. Y así lo hizo, a pesar de que todavía tenía secuelas de la lesión en el tobillo del Preolímpico.

El mini campeonato fue un sueño para muchos. Para Peñarol, por tener a Nocioni al menos dos semanas en su plantel. Para la Liga, por lo mismo. Para Leo Gutiérrez, por poder cumplir el deseo de volver a ser parte de un equipo fuera de la selección con su hermano del alma. Para Nocioni, por estar otra vez con la chance de ganar algo en su país y con su amigo. Para Sergio Hernández. Para la gente. Para el básquet argentino. Y se coronó con un título, impensado unos pocos meses atrás. “Empecé jugando muy bien contra Bahía (24 puntos, 15 rebotes), después bajé bastante contra Obras en las semis (14 y 4) y en la final di una mano, sobre todo en los rebotes (11 y 12), pero ya estaba cansado. Me acuerdo que ayudé con dos triples seguidos cuando estábamos en plena remontada. Y también que el Puma Montecchia se enojó conmigo. Me decía ‘vos estás loco, cómo vas a jugar este torneo estando así’. Es que yo rengueaba a veces porque el tobillo me dolía. Tenía razón, pero mi vida nunca se basó en la especulación. Quería jugar y quería ganar algo después de mucho tiempo. Y jugar con Leo tantos años después en un club competitivo fue un gusto que me pude dar. La pasé muy bien en ese Súper 8. ¿Podría haber hecho algo más? Puede ser, pero la verdad es que no venía de la mejor situación, porque no estaba jugando en la NBA”.

Paradójicamente, un día antes de la final del Súper 8, los dueños de la NBA cerraron un principio de acuerdo para levantar el lockout, lo que hasta generó dudas sobre la participación de Chapu en la definición. “Podrían haberme reclamado, pero como tardaron en firmar el acuerdo yo me hice el boludo y jugué la final”, dice Nocioni.