Manu Ginóbili se sorprendió hasta él mismo cuando se enteró que había sido elegido en el draft de la NBA de 1999. San Antonio había apostado por él en la posición 57 y esperaban tenerlo algún tiempo después. Pero también en esa edición los Spurs se llevaron al croata Gordan Giricek, que sorpresivamente nunca terminó jugando en la franquicia texana. Había sido seleccionado por Dallas y luego traspasado por Leon Smith, elegido por las espuelas en la posición 29 de la primera ronda.
En aquel momento la apuesta era a futuro como explicó Popovich en declaraciones levantadas por Olé y el colega Julián Mozo en aquel tiempo: “No queríamos sumar a otro jugador al plantel que terminó la temporada (habían sido campeones). Los dos chicos que elegimos seguirán en Europa”.
Y así fue. El argentino arribó en 2002 luego de saltar al estrellato con un enorme rendimiento en Reggio Calabria primero y en Virtus Bologna después, donde se consagró campeón de todo y MVP de la Euroliga.
El base croata, por su parte, jugó en Cibona Zagreb hasta 2001, para pasar al CSKA Moscú y llegar al mismo tiempo que el bahiense a la mejor liga del mundo. Pero no lo hicieron con la misma camiseta, ya que sus derechos fueron traspasados a Memphis, a donde desembarcó para terminar en una carrera de seis temporadas con pasos también por Orlando, Utah, Philadelphia y Phoenix.
Y el propio entrenador hablaba de los dos de esta manera: “Ginóbili, al igual que Giricek, es un gran anotador. Sale de las cortinas y tira rápido. Tiene muchas herramientas que nos pueden servir”. Buena lectura de un Popovich que recién comenzaba una dinastía con los Spurs y donde el argentino terminó haciéndole valer por oro esa apuesta por él.